La desprendida mirada que lo dice todo,
el ausente terror que abrasa, mientras esas lágrimas
caen pálidas en esos encuentros ignorados,
y comprender... el desvelo, el presentimiento
el adore de la existencia, de la presencia,
mientras miro al cielo... y cruzo sin conocerte
los umbrales de la muerte...
Teniendo en cuenta que nos somos más que superficiales,
que todas las formas de ausencia en un solo instante,
se arrancan y se arroja turbando el corazón,
son pretextos que desde la pupila abierta, como alma
que se desposa a la esperanza, morbosa y muerta,
acontece los hechos, como un enojo de ruego...
Y en este mundo de palidez sombría,
de verdades a medias que infames
se trasladan a la confusión robando la vida.
Tú, quien en la intimidad del más bello amor,
llenaste de tristeza el alma mía... te elabore,
y te forje, en el apasionante juego de la morbosidad.
Y te oculte, simplemente deje que todas las sombras
del bosque, dulcemente se fueran olvidando de ti...
Misk